No se me borrará jamás de la memoria, cuando mi oncóloga entra al consultorio con un papel en la mano y muy circunspecta me dice: "Tienes que ser fuerte, tienes cáncer". Minutos antes a esta escena, estaba tratando de "convencerme", preparándome para el informe final -por si acaso-, y al mismo tiempo, me traicionaba el pensamiento: "no, no puede ser, a miiii? si recién tuve mi control, es otro susto más", es decir, no aceptaba la sola idea de un cáncer.
En el momento que me confirman aquella remota sospecha, mi cabeza no paró de rodar una película futurista con algunos golpes realistas: "veré a mis hijos realizarse?"; estaré cuando Bruno (el menor de mis hijos) termine el colegio?"; y continuó mi cerebro: pero..... "o me enfrento o me enfrentan"; "o lucho a ganar o lucho a ganar"; "tengo una enfermedad crónica, ya la tengo, está confirmado, no hay duda, no es un error", etc. Inevitable, fue INEVITABLE.
El cáncer no cree en edades, en condiciones sociales, no cree en los controles preventivos; CERO a: "si lactas no tendrás cáncer de mama"; CERO a: "si no usas desodorante no tendrás cáncer de mama"; CERO a "pintarse el cabello produce cáncer"; es que el cáncer no respeta orden, disciplina, no usa anestesia, no pide permiso y olvídate del perdón, no le importa si tienes hijos o estás esperando uno, si estás en la flor de la vida, si aún no terminas de estudiar, si eres hijo único, no le interesa tu familia y mucho menos le importa tu trabajo.
Dios!, hay que vivirlo para comprender, es que nos sale una gigantesca dosis de valentía total, y digo "NOS" porque innegablemente no sólo me pasa a mi sino a todos o a muchos de los enfermos de cáncer. Asimilarlo toma tiempo, pero depende de uno mismo, y es indudable que nos aflora un "otro yo" que no se avasalla ante nada, nos germina gran fuerza , optimismo, positivismo y paciencia.
Por último, no sé si con uñas moradas, cara manchada, calva, sin pestañas, sin cejas, hinchada por los corticoides (en parte) , otros puedan percibir lo bien que me siento; y qué gracioso es ver la reacción de algunas personas al verme andar por las calles sin gorro cubriéndome lo que me evidencia, pero más gracioso aún, es verlo dentro del centro oncológico donde casi todos ahí tienen la misma cabeza calva que yo.
Me siento bien y con orgullo llevo mi nuevo look, es por eso que digo:
TENGO CÁNCER Y QUÉ... y qué importa!!!! aquí estoy "sin un pelo de tonta"; y qué!, si estoy en manos de los mejores médicos, estoy fuerte; y qué!, si tengo FE que me curaré; y qué!, si tengo a mi familia más unida que nunca y a mis amigos súper cerca a mi; y qué, si disfruto de cada día que vivo, sólo ruego que no se caiga el avión...porque si aún estoy aquí es porque DEBO hacer algo grande en la tierra que está pendiente y, como bien me dijo una amiga: "Dios da sus más grandes batallas a sus mejores guerreros, así que a vencer!".

